EL CARRO DE LA LEJÍA, 11 de abril, 2016

¿Somos un país o una verbena de personalidades sinvergüenzas?

La detención de Mario Conde –aquel personaje de la “alta sociedad española” con el que todos querían hacerse fotos y las universidades competían por nombrarle doctor “honoris causa”, (ay, lo que a mi, ciudadano de a pie, me costó ser doctor), facilita la respuesta: lo que no somos es un país decente. Miren el panorama, de arriba abajo, apuntalado por los últimos descubrimientos de los llamados “papeles de Panamá”, cueva de los multicuarenta ladrones de Ali-babá.

Lo iniciamos en la más alta esfera: monarquía. Pillada la hermana del rey viejo con un sociedad evasiva, haciendo patria, claro. Lo niega, por supuesto; como niegan su sobrina infanta y su amante esposo los supuestos fraudes y ganancias ilegítimas que han cometido impunemente. Del rey viejo no se dice nada; del rey que antes de ser príncipe coronado andaba con una mano delante y otra detrás (tenían que pagarle las cervezas; las lagartonas, a las que estaba tan acostumbrado, según me cuenta algún compañero de academia militar, quizás las pagara él o se lo hacían gratis). Llegar a la fortuna que hoy tiene es cosa de magia. También lo es que el borrado de su hermana de la sociedad evasiva panameña coincida con el día de la abdicación del hermano. Serán cosas de la sangre azul, que es más transparente, según la leyenda histórica.

También han cazado con lazo panameño a los Albertos (Alcocer y Cortina) tan glamorosos ellos, tan cercanos a la familia real, a la “alta clase” y a los grandes banqueros. Y al banquero de banqueros, Miguel Blesa, más banquero porque nada sabía de banca y sí de bancos; ser compañero de banco opositor para ser Inspector de Hacienda con el Sr. Aznar le otorgó esa distinción. Quizás lo de cazar elefantes le llegó por ciencia infusa.

Hoy ha caído en la ciénaga informativa un ministro del Gobierno, José Manuel Soria, superdenunciado en Canarias por casos de cohecho y otros, tan afortunado que conseguía habitaciones en hoteles de lujo a todo lujo y camarero privado por 70 euros la noche. El bello ministro lo niega, reniega de si mismo, de su nombre y de su firma, concitándonos a la pena, que no la hay mayor que renegar de uno.

Del mundo del arte, algunos guardianes y teóricos protectores, que se llevan buena tajada del Estado español por cesión de obra: los Thyssen, especialmente la baronesa, que de la nada llegó a donde entre ella y los demás la han puesto.

En la literatura el nobel Vargas Llosa, buen truhán literario. Recuerdo que cuando publicó La guerra del fin del mundo le denuncié por plagio de la novela del escritor Euclides da Cunha, autor de Os sertões, novela epopéyica básica en la literatura de Brasil. Estaba yo con José Saramago en un debate sobre España y Portugal en La Rábida de Huelva. Saramago lo confirmó, aplaudió y me acompañó en la denuncia. A los pocos días el peruano lo intentó desmentir aprovechando sus buena relaciones con El País. Esto lo sé por mí mismo, sin entrar en los nombres de los negros que dicen que tiene y le trabajan duro. Copio la información: “Según las tesis de la Fiscalía, Vargas Llosa parece tener en nómina a 18 escritores que, periódicamente, le envían bocetos de lo que podrían ser diferentes obras que el quizás ahora no tan genial novelista daría el visto bueno, para luego ir dándole forma a medias, o incluso corrigiéndoles a medida de que los trabajos fueran avanzando” Hay cinco españoles en la nómina. La Academia sueca anda tras desposeerle del premio Nobel por su evidente presunta deshonestidad.

Entre los deportistas, Messi, que me parece solo tiene cabeza para usar los pies. El cineasta Almodóvar; a mí me dice bien poco; ancla su éxito en nuestra mediocridad estética. Actores, como Imanol Arias, que también anda en la función de borrarse de sí mismo. Miguel Arias Cañete, tocado por aproximación nuestro representante en Europa, que ya tuvo que apearse de la titularidad de alguna empresa, trata de esconder su oronda figura tras su esposa, la señorita jerezana Micaela Domecq. También hay algún muertovivo, como el espía Francisco Paesa, que tantos quebraderos de cabeza dio al jefe de Guardia Civil, Juan Roldán.

La lista es larga y estamos en el principio de conocerla entera. Cuando acabe, si acaba, esto será una casa de la Troya de desvergüenza y más corrupción de la que soportamos en la actualidad.

PABLO DEL BARCO

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